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Los 10 tipos de apostadores en las apuestas deportivas

Utilidad de los Pronósticos de apuestas deportivas
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“Más de 3.000 millones de euros se juegan todos los días en apuestas deportivas.”

Una encuesta Gallup de 2008 aseguraba que uno de cada seis norteamericanos habría apostado en esta especialidad durante los últimos doce meses, y eso sin contar los millones de personas que practican deportes de fantasía (competiciones deportivas que simulan encuentros y jugadores reales) que, técnicamente, pueden ser también vistas como competiciones deportivas.

Las apuestas deportivas son omnipresentes y están en todas las conversaciones sobre deporte; asimismo, esa es la razón por la cual todos los periódicos, blogs y programas de televisión mencionan las apuestas futbolísticas cuando opinan durante los momentos previos al partido.

Cada área de la cultura deportiva tiene su reparto de caracteres, como en las películas, y las apuestas deportivas presentan un muestrario único. Vamos a tratar de describir a esta banda multicolor, y a veces degenerada, e incluso poblada por cierta clase de criminales en este artículo denominado:

Los diez tipos de personas que juegan a las apuestas deportivas.

10. El amigo que zanja cada discusión con una apuesta.

Cada grupo de amiguetes tiene al menos un miembro que se pasa el día picando a los demás. Siempre está discutiendo o tratando de hacer valer sus opiniones, no pedidas, por encima de las de los demás, de forma que, incluso cuando tiene razón, nadie lo acepta de buen grado.

Esta clase de amigo se harta cuando su lógica (indestructible a su parecer) no hace mella en el oponente, y es entonces cuando propone una apuesta. En general, sus discusiones son sobre asuntos tontos y triviales. Por ejemplo, 20€ a que Patrick Noah jugará más minutos que Pau Gasol esta noche. No. Colega. Cuidado. Tronco. Ni siquiera Patrick Noah.

9. El triturador de números.

El juego en nuestros días es más un asunto relacionado con enormes problemas matemáticos que un arte subjetivo. Desde que la estadística revolucionó el mundo del deporte, los apostantes se han hecho con modelos de predicción y simuladores de partidos que les permiten tener un ojo en sus predicciones y otro en los encuentros disputados. Preguntemos si no a Bob Voulgaris acerca de su modelo de adaptación en que convirtió sus conocimientos baloncestísticos en apuestas realizadas mediante cálculos trazados por ordenador.

Tras perder su dinero cuando las casas de apuestas se dieron cuenta de sus métodos (dijo que todo había sido una broma demasiado fácil), contrató a un prodigio de las matemáticas para crear un sistema completo por ordenador con el fin de predecir y efectuar más de mil apuestas individuales diarias.

Por supuesto, no nos va a decir en qué consiste su nuevo sistema ni a cuánto asciende su bankroll actual, pero basta con saber que paga 12.500€ al mes por su casa de las colinas de Hollywood, para imaginar cómo le va la vida.

8. El tipo que no puede estar sentado viendo un partido si no participa en él.

Para jugadores irredentos, ser como esta clase de personas no sería posible, porque se la jugarían en todos los partidos. Pero para la mayoría de jugadores ocasionales, esto es lo que se conoce como “Fantasy de Fútbol”.

Se no hay ganancia sobre la que reflexionar posteriormente, entonces no merece la pena. Después de todo, ¿por qué seguir a un equipo si no hay dinero en ello?

7. El maestro de las apuestas inusuales.

Esta clase de tipos llevan prediciendo el over / under tras el himno nacional en la Super Bowl durante los últimos veinte años. Han crecido haciendo apuestas no regulares y extremadamente largas. Y no necesitan menos de 7.000 acciones para definir un suceso ganador.

Una apuesta prop atractiva para ellos tendría que ser algo como: Si Jordan Cameron anota su decimotercer punto del partido en el segundo cuarto, significa que nevará a las 13: 00?. Estos chavales solo se sentaron en la mesa del comedor cuando iban al colegio.

6. El tipo que dice tener un trabajo, pero se pasa el día en el local de apuestas.

No huelen demasiado bien, todos los días llevan la misma chaqueta oscura y tienen por lo menos ocho caries. Parecen no tener hogar, y podría ser así, pero siempre tienen un fajo decente de billetes para apostar en carreras de caballos y galgos. Tratan a los empleados del local como amigos, e incluso pueden llegar a tener éxito con las empleadas, aunque su encanto desesperado parezca estar gritando “loco, desesperado y sin amor”.

Cuando traten de entablar una conversación contigo, porque son de esa clase de personas que dan cháchara, simplemente sonríe y asiente. Sea amigable para evitar posibles peleas a cuchillo con alguien que acaba de apostar 25€ a un caballo llamado “Billete de ida a la fábrica de pegamento”

5. Ese que es suficientemente bueno como para ganarse la vida.

No vamos a volver al caso de Bob Voulgaris, pero es real, la prueba viviente de que es posible ganarse la vida con las apuestas. No digamos que se trata de un vida relajada y rodeada de lujos. La carrera de jugadores tiene su propio sistema, como el de Voulgaris, el cual ha acabado asentándose después de invertir una cantidad significativa de tiempo y dinero.

Aun así, una apuesta desafortunada puede quemar una fortuna completa: Voulgaris llegó a perder una tercera parte de su bankroll en un solo mes. Las ventajas de ser un millonario siempre van a estar ahí, por lo que la vida no será un infierno, pero tampoco tan fácil como pudiera parecer.

4. El hombre psicóticamente competitivo que no puede dejarlo.

Deportistas y ex deportistas son proclives a encontrarse en estas condiciones.

Incluso si nunca llegaron a ser profesionales, el torrente de endorfinas provocado por la competición y la victoria en aquellas competiciones del instituto es algo que persiguen constantemente.

Las apuestas se les aparecen como una salida fácil, accesible y no demasiado cara.

3. El jugador degenerado.

Este es el lugar al que suelen llegar los ejemplos del epígrafe anterior; se trata simplemente de un escalón previo a éste, en el que seguramente llegarán a caer tarde o temprano.

Estas personas se enfrentan a la miseria porque han perdido todo lo que ganaron en múltiples ocasiones, convirtiéndose en personas más agresivas con cada fortuna hecha y perdida.

Pertenecen al ambiente de la rehabilitación, ya que esta es verdaderamente una forma patética y neurótica de ganarse la vida.

2. El tipo rico al que le gusta disfrutar gastándose el dinero.

Este hombre adinerado podría usar billetes de 100 euros para sonarse la nariz si quisiera, pero dado que las apuestas deportivas pueden devolver un beneficio al tiempo que inflan el ego, es mejor dedicarse a ello.

Pero no nos equivoquemos, esta clase de persona es rica porque es adicta al dinero, por lo que las pérdidas continuadas le molestarán, y mucho.

Podremos verle entonces acercarse al local de juego para comprar un “rasca” o un billete de lotería con el que conseguir un premio rápido.

1. La mafia.

Una investigación reciente de la Unión Europa descubrió que 530 partidos de fútbol disputados entre 2008 y 2011 presentaban indicios de manipulación, lo que significa que PROBABLEMENTE FUERON ALTERADOS POR UN SINDICATO INTERNACIONAL DEL CRIMEN, TAMBIÉN CONOCIDO COMO DA MAWB.

Las mafias actuales ya no van montadas en aquellos viejos coches de los años veinte, ni destrozan establecimientos con sus famosas metralletas, pero seguro que andan metidas en actividades ilegales, como lavado de dinero e inversión en apuestas.

Pero como esto es la mafia, y no unos cuantos sabiondos volcados sobre el ordenador haciendo apuestas, le habrán puesto una pistola en la cabeza a algunos de esos sabiondos para desarrollar sistemas de apuestas inteligentes y alterar los partidos.

Escrito por Justin Block de Complex Sports traducido por Centroapuesta

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