A primera vista uno puede creer que es irrelevante en qué evento nos encontremos para apostar en cualquier partido de tenis, pero es evidente que eso no es así.
Todos los jugadores intentan hacer coincidir sus máximos picos de forma con los torneos de Grand Slam, es por eso que en estos encuentros se dan menos “sorpresas” que las que acostumbran a producirse en torneos de menor nivel.
En general cabe distinguir entre:
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- Torneos de Grand Slam y Masters 1000 donde la mayoría de los jugadores que los disputan ponen toda la carne en el asador y los resultados se suelen regir por una cierta lógica.
- Los Torneos Masters 500 y 250 donde dependiendo de cuál sea la lejanía o proximidad con los torneos mayores encuentras incluso jugadores que se borran prácticamente de los encuentros prefiriendo jugar las previas de esos torneos mayores, y por supuesto...
- Los Torneos Challenger y Futures que son una caja de bombas en cuanto a la participación de jugadores de un ranking medio en la ATP que en muchas ocasiones solo juegan con el ánimo de mejorar su forma física o ponerse a tono para eventos de mayor entidad.
Del análisis de la realidad resulta que, en los primeros torneos comentados, Grand Slam y Masters 1000 debemos entender que hay que apostar principalmente por los bankers, en los ATP 500 y 250 hay que estar atentos a circunstancias como localía y proximidad de otros eventos pues posibilita encontrar cuotas interesantes, y en los Challenger y Futures hay que buscar, previo análisis sopesado, a los dogs.
